la Estrella de Javalambre 2011

Quien me conoce, sabe que no soy muy amigo de las concentraciones moteras al uso; sin embargo, durante la temporada invernal, hay algunas propuestas muy interesantes... Dejando de lado las míticas Pingüinos-Motauros, diversas concentraciones reclaman la esencia de lo auténtico, buscando tocar la fibra de los rudos que no se echan atrás ni ante la cara más cruda del invierno. Son movidas como Arguis, el Amotonamiento o la Estrella de Javalambre, que sin hacer ruido están ahí, acumulando años de prestigio y fidelidad.
Llevaba tiempo picándome de curiosidad por la Estrella de Javalambre, y su detalle diferencial de que, para conseguir la medalla conmemorativa, debes ganártela trepando hasta la cima del Pico Javalambre, si la nieve lo permite. 

Mi aversión al rigor invernal ha sido un histórico motivo de mortificación por parte de mis compañeros más curtidos, que me llamaban por teléfono para contarme lo requetebién que lo estaban pasando entre aguanieve y temperaturas bajo cero, mientras yo les transmitía mi solidaridad bien envuelto en mi mantita y con los pies apoyados en el radiador... O más bien esto había sido así hasta que unos amigos con un agudo poder de persuasión se aliaron para sacarme de casa y bajar a Javalambre: dicho y hecho, nos pusimos en camino a esa gigantesca nevera que es Teruel en invierno.


A la Varadero le monté unas manoplas de neopreno, que combinadas con los puños calefactables han conseguido un pequeño "milagro" del confort: las manos congeladas han pasado, por fin, a la historia.

La predicción del tiempo nos garantizaba frio, agua y nieve en cualquier momento y lugar, aunque al principio del viaje el sol vencía claramente a las nubes.



Ya en la provincia de Teruel, se acabó el turismo contemplativo: la sierra de Sant Just se escondía detrás de unos escalofriantes nubarrones que nos prometían problemas. La temperatura ambiente se desplomó en picado, y nos metimos en una furiosa tempestad de nieve que nos obligó a volver apresuradamente sobre nuestros pasos.


Hacemos un improvisado "brífing" a pie de carretera: la ventisca cae, pero no llega a cuajar. Tres Ducatis se meten en la boca del lobo con despreocupación, y alguien apunta la posibilidad de seguirlos. Yo, escaldado de un reciente incidente en la nieve, no estaba dispuesto a negociar otra situación de riesgo; fue fácil meterles el miedo en el cuerpo, pero eso no significaba que hubiéramos tirado la toalla, y decidimos dar un rodeo por la costa, pese a que ello supusiera convertir los 128 kilómetros restantes en 410. Y la noche nos caía encima.


Y maldita sea si llegamos, pasadas las 9 de la noche... Los últimos 60 kilómetros habían sido escalofriantes por el frío, aunque sin nieve. La inscripción había cerrado "teóricamente" a las 21 horas, pero mis compañeros no quieren ni oír hablar de nada que no sea ir al hotel y ponerse bajo de un chorro de agua a 70 grados. Carlos y yo hemos tirado los últimos cartuchos de moral para resolver esta cuestión en el despacho que el "Motoclub Zona Estival" tenía habilitado para ello. Las dos voluntarias se apiadaron de nuestro lamentable estado, y nos dicen que "somos los últimos inscritos de esta edición”. A los ausentes les inscribimos in absentia, poniendo barbaridades en sus fichas (residentes en Estalingrado, DNIs con numeraciones imposibles, y una firma sospechosamente parecida al logotipo de Carrefour).

El cámping de Manzanera es la “zona cero” de la movida, pero nosotros ya habíamos decidido que el viaje era suficiente penitencia, y dormir en el suelo a cero grados no era una opción. Aún a sabiendas de que nos perdíamos una parte fundamental de la diversión, nos fuimos a un hotel cercano que, entre otros atractivos, tenía una estufa bien cargada de leña.




Poco antes de la medianoche, hemos vuelto al centro del pueblo para participar en uno de los momentos más emotivos de la concentración: el desfile de antorchas para recordar a los compañeros caídos en la carretera.


Consumidas las antorchas, tocaba visitar los baaaares, qué lugaaaares, tan gratos para conversaaaaar, no hay como el calor del amor en un baaaaarrr...
Al dia siguiente, de buena mañana, hemos subido a las motos para ir a buscar la Estrella.





La pista al pico Javalambre está intransitable en toda su extensión por culpa del barro y la nieve, así que la organización nos prepara un itinerario alternativo...


El plan "B" es otra trampa para las motos, y el camino es un lodazal recubierto por una fina capa de hielo. En un instante, el lugar parece el escenario de una película bélica: un Deauvillero malagueño da con sus huesos en el suelo, las ruedas de su moto convertidas en dos donuts de chocolate, y antes de que hayamos dado dos pasos para ayudarle, una motera y su Gladius también aterrizan en el barro. Una Goldwing se escora, y seis voluntarios la sacan pasito a pasito del jaleo... Un rato después, y a la vista del follón, la organización reparte las Estrellas casi a pie de carretera.



Ha sido una edición incompleta de la Javalambre, pero el ambiente, según los veteranos, ha sido el mismo que el de otras ediciones, y ese es su mejor patrimonio. Por nuestra parte, ha sido una prueba de dureza venir aquí, y realmente nos hemos marchado con la sensación de que el padecimiento tuvo su justificación, y volver será siempre una opción barajable.


 Saludos y buena ruta!

Comentarios

  1. Es una de las concentraciones -yo que tampoco soy muy amante de esos jaleos- que sí tengo pendiente. ¡A ver si con suerte coincidimos!

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  2. Siiiii, Manel, una vegada més la teva crònica...BRUTAL !!!!. MIL VEGADES GRÀCIES.

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  3. Así sea, sería genial... Eso si, venid abrigados! Saludos al norte, nos vemos en ruta ;-)

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  4. Mi strom hizo los 50 000 kms llegando al pico Javalambre en 2009. Solo he estado en esta y en Faro. No me gustan los saraos masivos, pero a JAvalambre volvere.

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  5. Gràcies, Mingu: com sempre, encantat de que t´agradi... Ens veiem aviat, a les nits de Manresa!

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  6. Toofast, posiblemente coincidamos en Javalambre, si vuelves a bajar: nosotros tampoco lo descartamos.

    Saludos!

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  7. JaJaJa...
    He pasado frìo al leerlo.
    A Teruel en oleno invierno. Hay que tener aficion.
    ;-)
    Pero.. bien pensado quizà sea otro de los pocos "saraos" a los que me apuntarìa.
    Durmiendo donde la estufa, eso te lo garantizo.
    Que ya vamos teniendo una edad... y tampoco hay que pasar penalidades.
    ;-)

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